10 Problemas en la Escuela que Preocupan a los Padres y Cómo Abordarlos

Cuando un hijo ya no quiere ir a clases, de repente empieza a sacar malas calificaciones sin razón aparente o llega del colegio callado, serio, con cara de «no quiero hablar», es normal que a uno se le prenda la alarma. Algo no está bien ¿tendrá problemas en la escuela?

Y lo complicado es que muchas veces esto no se nota de inmediato. No es como que el niño llegue con un cartel que diga «ayuda». A veces simplemente cambia su forma de ser, se encierra más, o se le ve desconectado. Y como padre te quedas pensando: ¿le estará pasando algo?

Lo primero —y suena obvio, pero a veces se nos pasa— es tratar de entender qué está pasando. Preguntar, escuchar, observar sin presionar pero con interes. Porque los niños también sienten cuando uno está presente de verdad.

Y claro, trabajar de la mano con el colegio también ayuda mucho. No todo se resuelve en casa ni todo es culpa de la escuela, es algo que se construye entre todos.

Por todo esto, acá te cuento 10 problemas en la escuela más comunes que suelen preocupar a las familias y algunas ideas sobre cómo manejarlos sin volverse loco en el intento.

aula

1. Bajo rendimiento académico: más que solo «no estudia»

Mucha gente piensa que si un niño saca malas notas es porque no le pone ganas. Que si se esforzara un poquito más, todo iría bien. Pero la verdad no es tan simple. A veces hay algo más detrás. Problemas de atención, ansiedad, una forma distinta de aprender o incluso situaciones familiares que lo están afectando.

De hecho, según una encuesta de la Comisión de Estadística de la Conferencia Sectorial de Educación, durante el curso 2022-2023 aumentó en un 2 % la cantidad de alumnos con necesidades educativas específicas en España. Por lo que no son casos aislados, es algo real que muchas familias están viviendo.

Entonces, si notas que tu hijo empieza a bajar en sus notas sin una razón clara, o si el esfuerzo que pone no se refleja en los resultados, podrías probar algunas de estas ideas:

  • Habla con los profesores o con el orientador escolar. A veces ellos ya han notado algo o pueden ayudarte a ver por dónde va el tema.
  • Pide una evaluación psicopedagógica, sobre todo si crees que puede haber algo como TDAH, dislexia o algo por el estilo.
  • Trabaja con la escuela en un plan de apoyo personalizado.

2. Bullying: un problema silencioso y desgarrador

El tema del acoso escolar es algo muy angustioso para los papás. Y con razón. Hay datos que duelen: entre el 50 % y el 70 % de los estudiantes en América Latina y el Caribe han pasado por algún tipo de bullying, según Unicef. Es decir, que pasa más de lo que quisiéramos.

Y lo peor es que muchas veces ni nos damos cuenta. Porque no siempre lo dicen con palabras. A veces se nota en detalles: que se aísla, que dice que le duele algo todo el tiempo sin razón, o que le da miedo ir a la escuela.

Entonces, ¿qué puedes hacer si sospechas que algo está pasando?

  • Crea un espacio de confianza donde tu hijo sepa que puede hablar sin miedo.
  • Infórmate y exige que se apliquen los protocolos del colegio.
  • Ayúdalo a reforzar su autoestima. Que haga actividades que le gusten, que lo hagan sentir bien.

El bullying no se resuelve solo. Y no es “cosa de niños”; hay que estar atentos.

stop bullying.

3. Ansiedad escolar: ¿es mi hijo solo nervioso o hay algo más?

La salud emocional de los niños está empezando a hablar más fuerte que antes. De hecho, un 58 % de los papás dicen que les preocupa el bienestar emocional de sus hijos y no es para menos.

A veces empieza con detalles pequeños: que se pone muy nervioso antes de un examen, que no quiere ir a clase un lunes, que llora porque “le va a ir mal”. Además, la ansiedad escolar puede aparecer incluso en los más pequeños y si no se atiende, se va acumulando.

Así que si sospechas que algo no está bien, puedes probar con esto:

  • Escúchalo sin juzgar. Aunque lo que diga te parezca una tontería, para él puede ser enorme.
  • Muéstrale formas de manejar el estrés.
  • Mantén rutinas que lo ayuden a estar tranquilo.
  • Y si ves que la ansiedad ya se le va de las manos, busca ayuda. No es exagerar. La salud mental vale tanto como la física.
Dos niñas chateando.

4. Problemas de socialización: ¿por qué no hace amigos?

No todos los chicos hacen amigos fácilmente. A veces es porque son tímidos, o no se sienten seguros. O capaz vienen de otro país y se sienten distintos. También puede estar relacionado con algo del espectro autista, o con que antes lo hayan dejado fuera de grupos.

Si ves que tu hijo siempre está solo en el recreo o no quiere contar nada sobre sus amigos, debes estar pendiente.

Puedes probar:

  • Practicar con él cómo empezar una charla
  • Meterlo en talleres o deportes en grupo
  • Hablar con el profe para que lo ayude a integrarse

5. Estrés por las calificaciones: el peso de la perfección

Hay niños y adolescentes que se exigen muchísimo. Y no siempre porque alguien los presione. A veces es el miedo a fallar, a no cumplir con las expectativas. Quieren sacar solo dieses, no equivocarse nunca y eso agota.

Según la American Psychological Association, los adolescentes hoy sienten un nivel de estrés parecido al de los adultos.

¿Qué puedes hacer para ayudar?

  • Valora su esfuerzo más que el resultado
  • Elogia cuando se esfuerza, aunque no todo salga perfecto
  • Ayúdalo a organizar su tiempo de estudio para que no se sature
  • Recuérdale que equivocarse también es parte del aprendizaje.

Lo importante es que no pierda el gusto por aprender. Porque si solo estudia por miedo, ahí es donde todo empieza a pesar más.

6. Problemas con los profesores: ¿qué hacer cuando no hay conexión?

No todos los niños se llevan bien con todos los profes. A veces, simplemente no conectan. Y eso, quieras o no, puede influir un montón en cómo se siente tu hijo en clase. Si se la pasa quejándose de un maestro o se pone tenso solo con nombrarlo, algo pasa, no lo ignores.

¿Qué podrías hacer?

  • Agenda una reunión con el docente para escuchar las dos partes y ver qué se puede hacer
  • Pide apoyo extra, como tutorías o incluso acompañamiento emocional si lo necesita
  • Refuerza en casa que el respeto va en ambos sentidos, sin idealizar ni culpar a nadie
  • No siempre hay química entre alumno y profesor, eso es real, pero con empatía y diálogo se puede mejorar mucho.
con profesor.

7. Falta de motivación: el desinterés por aprender

Cuando un niño ya no quiere saber nada de la escuela, se nota. No hace tareas, responde con evasivas, parece que todo le da igual. Y sí, puede ser por mil razones: clases aburridas, problemas personales o porque simplemente no conecta con lo que está viendo.

Si es tu caso, puedes:

  • Buscar temas que le gusten y ver cómo relacionarlos con lo que está aprendiendo
  • Cambiar un poco la rutina. Agrega actividades que le despierten curiosidad y ponle metas chiquitas
  • Acompañarlo sin presiones ni comparaciones. A veces solo necesita encontrarle sentido a lo que está estudiando
  • No se trata de forzarlo a que le encante todo, pero sí de ayudarlo a reconectar, aunque sea de a poco.

8. Problemas de organización: ¿por qué siempre olvida todo?

Como padre, esto puede ser frustrante. Que si se le quedó el cuaderno, que no anotó la tarea, que no sabe ni por dónde empezar. Pero ojo, esto no siempre es por flojera o por “estar en la luna”.

Hay chicos que tienen dificultades con las funciones ejecutivas del cerebro, esas que ayudan a planificarse, organizarse, recordar. Por ejemplo, la dislexia afecta al 10% de la población, según la OMS, y muchas veces se confunde con falta de esfuerzo. Pero no es eso.

Para ayudar a tu hijo puedes:

  • Crear rutinas claras, simples, mejor si son visuales
  • Usar una agenda o apps para que sepa qué tiene que hacer
  • Tener un lugar fijo para estudiar ayuda más de lo que parece
  • Enseñarle a dividir las tareas grandes en pasos chiquitos
  • Y, sobre todo, tener paciencia. Porque la organización se aprende, pero no de un día para otro.

9. Trastornos del sueño: cómo la falta de sueño afecta el rendimiento escolar

Dormir mal no es solo estar cansado: es andar con la cabeza en otra parte, tornarse olvidadizo, andar de mal humor sin saber por qué. La Fundación Nacional del Sueño dice que los adolescentes necesitan entre 8 y 10 horas diarias. ¿Sabes cuántos lo logran? Menos del 60 %.

Si tu hijo se despierta agotado, se queda dormido en clase o anda irritable todo el día, puede que simplemente no esté durmiendo lo suficiente.

Algunas ideas para mejorar eso:

  • Crear una rutina nocturna sin pantallas al menos una hora antes de dormir
  • Mantener horarios más o menos fijos, también los fines de semana
  • Ayudarle a organizarse para que no se desvele haciendo tareas a última hora
  • Dormir bien no solo mejora las notas, también hace que se sienta mejor en general.

10. Problemas de comportamiento: ¿es mi hijo un "mal estudiante"?

Cuando un niño se porta mal, rompe reglas o explota sin razón aparente, no siempre es porque sea “malo” o desobediente. A veces, muchas veces, es la forma que tiene de decir que algo no va bien. Puede ser ansiedad, tristeza, sentirse perdido, pero lo saca como puede.

Si tu hijo se pelea, no sigue normas o tiene reacciones fuertes, es momento de actuar. Pero desde la comprensión, no desde el castigo por castigar.

Podrías probar:

  • Hablar con los profesores y el equipo de apoyo del colegio para armar un plan juntos
  • Trabajar en casa el manejo de emociones, con rutinas claras y límites firmes
  • Reconocer cuando tiene actitudes positivas, sin exagerar, pero con constancia

Conclusión

Ser mamá o papá implica preocuparse, sí, pero también estar dispuestos a actuar. Los problemas escolares no tienen soluciones rápidas ni simples, pero sí caminos que se pueden recorrer paso a paso.

Cada gesto para entender, acompañar y apoyar a nuestros hijos suma. Les da confianza, les muestra que no están solos. Habla con ellos, aunque a veces no sea fácil. Conversa con la escuela, observa con atención y sin juzgar. Y si en algún momento lo necesitas, buscar ayuda profesional también es parte de cuidar.

Tu presencia, constante y comprometida, es uno de los recursos más valiosos que pueden tener.